Heroína

La heroína es una droga sintetizada a partir de la morfina, derivada a su vez del opio que se obtiene de la planta Papaver somniferum. Se incluye en el grupo de los opiáceos. Fue sintetizada en 1874, tratando de buscar un fármaco con la potencia analgésica de la morfina, pero sin su capacidad adictiva, aunque pronto se comprobó que sus riesgos y efectos negativos eran superiores a los de la morfina y la mayoría de los países occidentales suspendió su uso médico.

La heroína puede fumarse, inyectarse o inhalarse por la nariz. Las dos primeras vías de administración son las de acceso más rápido al cerebro y, por tanto, las que producen efectos de forma más rápida. Muchos usuarios jóvenes se inician aspirándola por la nariz o fumándola, pensando, erróneamente, que de esta manera no se llega a la adicción.

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Efectos de la heroína:

  • Flash (subidón), euforia, bienestar.
  • Supresión del dolor.
  • Náusea, vómito.
  • Ofuscación de la mente.
  • Depresión respiratoria.

La supresión del consumo de heroína ocasiona la aparición del síndrome de abstinencia (conocido popularmente como “mono”). Se trata de un conjunto de signos y síntomas entre los que destacan: ansiedad, agresividad, midriasis (dilatación pupilar), lagrimeo, sudoración abundante, escalofríos, temblores, “piel de gallina”, diarrea, náusea, vómitos, embotamiento mental, hiperactividad locomotora y dolores articulares.

Algunos riesgos y consecuencias del consumo de heroína:

  • Tolerancia.
  • Adicción o dependencia.
  • Enfermedades infecciosas (VIH, hepatitis).
  • Infección del endocardio y válvulas del corazón.
  • Artritis y otros problemas reumáticos.
  • Venas colapsadas.
  • Abscesos cutáneos.