Prevenir implica actuar para disminuir el número de personas que tienen problemas con las drogas, para que éstos sean menos graves, para evitar las posibles secuelas. Obviamente, prevenir exige anticiparse a los problemas, actuar cuanto antes.
Es fundamental comenzar la prevención en edades tempranas, dirigida a niños y adolescentes, en la que el papel de la familia y de la escuela es fundamental: porque son los espacios en los que prioritariamente se educa, se ayuda a crecer y a construir personalidades más seguras, más libres y más responsables.
No hay que esperar a la adolescencia para empezar a prevenir. Lo más importante es tener un conocimiento real de lo que son las drogas, estar convencido de sus consecuencias negativas y acompañarlo del ejemplo personal.
Ya sabemos cuál es el impacto social de las drogas, sus riesgos y sus efectos sobre la salud, pero ahora es el momento de que toda esta información se convierta en una reflexión personal.
¿Tienes realmente información sobre las drogas y su consumo? ¿Eres capaz de decidir por ti mismo si consumes o no? ¿Hasta qué punto te influyen las modas y las inercias del grupo? ¿Tienes la seguridad de que no te va a pasar nada?
Respóndete a ti mismo todas estas preguntas con sinceridad y decide. Porque decidir significa ser responsable de tus decisiones, saber qué quieres vivir y qué quieres evitar, desarrollar tus propios argumentos a partir del conocimiento y la información sobre las drogas y aprender a elegir lo que es mejor para ti.
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