Tabaco

El tabaco es una droga estimulante del sistema nervioso central.

Uno de sus componentes, la nicotina, posee una enorme capacidad adictiva, y es la causa por la que su consumo produce dependencia. Durante la combustión del tabaco se originan más de 4.000 productos tóxicos diferentes.

Entre ellos, destacan por su especial peligrosidad y por las enfermedades a que pueden asociarse, los siguientes: Alquitranes, Monóxido de carbono, Irritantes (fenoles, amoníacos, ácido cianhídrico) y la ya comentada nicotina.

El efecto del tabaco en nuestro organismo tiene una vida media aproximada de dos horas, pero a medida que disminuye su concentración en sangre, se incrementa el deseo de fumar.

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La nicotina actúa sobre las áreas del cerebro que regulan las sensaciones placenteras, provocando la aparición de dependencia. También actúa sobre el sistema cardiovascular aumentando la frecuencia cardíaca y la posibilidad de arritmias. Además, produce cambios en la viscosidad sanguínea y aumenta los niveles de triglicéridos y colesterol.

En España cada año mueren más de 50.000 personas debido al consumo de tabaco, más que por los accidentes de tráfico y el consumo de drogas ilegales juntos. Entre las enfermedades relacionadas con el tabaco destacan las siguientes:

  • Bronquitis crónica.
  • Enfisema pulmonar.
  • Cáncer de pulmón.
  • Hipertensión arterial.
  • Enfermedad coronaria (angina o infarto de miocardio).
  • Accidentes cerebrovasculares (trombosis, hemorragias o embolias).
  • Úlcera gastrointestinal.
  • Gastritis crónica.
  • Cáncer.
  • Impotencia sexual en el varón.

Se ha demostrado que las personas que no fuman, pero que respiran el aire contaminado por el tabaco (fumadores pasivos) también corren riesgos.